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domingo, 20 de octubre de 2013

¿Cómo le explico a mis alumnos que todos somos diferentes?

La respuesta a la pregunta que planteo en el título es la siguiente: mis alumnos son apasionados de las historias. Así que para poder explicarles que todos somos diferentes y que hay que tener respeto a la diversidad, me he inventado una historia. Aquí la escribo, a ver qué os parece.

Y TÚ, ¿CÓMO RESPIRAS?

Elena es una niña normal, una niña viva y con muchas ganas de saber cosas nuevas. Un día en el colegio, se fija en lo que hay a su alrededor, y encuentra algo que le llama la atención: un niño en silla de ruedas. Elena piensa que este niño es diferente a los demás, igual que su compañera Laura, que lleva unos aparatitos en los oídos y habla raro, o su amigo Javier, que no puede para quieto ni un segundo. La niña no entiende muy bien por qué no son iguales que los demás, y decide preguntar a su madre, que es la persona más sabia del mundo. Cuando llega a casa, Elena dice: 
- Mamá, ¿por qué hay niños que son diferentes?
-¿Por qué dices eso, hija?
- Porque en mi cole Laura, que va a mi clase, habla raro, y ¿sabes lo que he visto hoy? pues a un niño en una silla de ruedas. ¿Por qué vienen al cole si no son iguales? No pueden hacer las mismas cosas que yo, ni gimnasia, ni escuchar las canciones de la clase de música...
-Mira, aunque no lo creas, esos niños son como los demás. Sabes que existen diferentes tipos de animales, no?
-¡Pues claro!
- Entonces te voy a contar una historia para que entiendas lo que te quiero decir:
"Una vez un elefante muy curioso, que nunca se había separado de su manada, decidió salir a explorar el mundo que le rodeaba. Iba feliz, observando el paisaje, distraído, cuando llegó a un río. En el agua descubrió un ser extraño que nunca antes había visto, pequeño, con escamas y aletas, y preguntó:
- ¿Tú qué eres?
-Yo soy un pez.
- ¿Y eso qué es?
- Pues soy un animal y vivo en el agua.
- No puede ser, yo soy un animal y no nos parecemos en nada. A ver, ¿Tú cómo respiras? 
- Yo respiro debajo del agua porque tengo branquias.
Asombrado con la respuesta, el elefante siguió con su camino, pensando que el pez le había contado una mentira, cuando vió un ser no menos extraño que el anterior, más pequeño y que flotaba en el aire.
-¿Tú qué eres?
- Yo soy un pájaro
-¿Y eso qué es?
-Pues soy un animal y puedo volar.
-¡Imposible! yo soy un animal y tú no eres como yo. Y tú, ¿cómo respiras?
-Yo tengo pulmones, como tú, y respiro aire, como tú.
El elefante se fué pensando que era muy extraño, y que todo era mentira porque los animales de verdad eran los otros elefantes, que son iguales que él. Pensando en esto, detuvo su camino al ver algo salir de debajo de la tierra, mucho más pequeño que todo lo que había visto antes. Decidió hacer algunas preguntas.
-¿Tú no me dirás que eres un animal, no?
- Exacto, yo soy un animal: soy una lombriz.
-Pero si yo soy un animal, y soy grande, y tengo patas, y... Oye, y tú ¿cómo respiras?
-Yo respiro a través de mi piel, que es finita y está húmeda.
-¿no tienes pulmones ni branquias?
- no los necesito, ya te he dicho que respiro con la piel.
El elefante cada vez estaba más asombrado con lo que estaba descubriendo, y decidió volver hacia su casa, pero por otro sendero distinto para seguir investigando.  
Al ver una cosa diminuta corriendo a ras del suelo, se acercó deprisa y preguntó:
-Oye, ¿tú también eres un animal?
- Yo si, soy una hormiga.
-Y ¿tú respiras igual que yo?
- No, yo respiro por tráqueas, y cojo el aire por unos agujeritos que tengo en los costados.
Después de tanta información, el elefante ya no sabía qué creer. ¿sería posible que todos ellos fueran animales? ¿No son animales sólo los que son iguales? Con todas estas preguntas el elefante volvió a su casa, y, hecho un mar de dudas, preguntó a su manada si todo aquello que le habían contado el pez, el pájaro, la lombriz y la hormiga era verdad. Le respondieron que todos eran animales, y que pese a parecer diferentes, cada uno tenía unas cualidades maravillosas: El pez era capaz de nadar muy rápido, el pájaro de volar muy alto, la lombriz de desplazarse por debajo de la tierra sin tener patas siquiera, y la hormiga de correr mucho, y transportar cosas mucho más grandes que ella.
-¡Me parece increíble!- dijo el elefante- ¡todos ellos tan distintos, y al fin y al cabo, animales como nosotros!
-¿Y qué más has aprendido con este viaje?- le preguntaron los de la manada-
-Pues he aprendido a valorar a los demás animales por las cosas buenas que tienen, porque son diferentes y me han hecho aprender, y porque he descubierto que aunque cada uno respire de una forma diferente, al fin y al cabo todos hacemos lo mismo: respirar."

-Elena, ¿te ha gustado la historia?
- Si, mamá, y creo que ya entiendo lo que le pasa al elefante: igual que Javier, Laura, el niño de silla de ruedas y yo, todos somos niños, y aunque cada uno sea diferente, pues tiene cosas buenas.
-¿Has aprendido algo nuevo con lo que te he contado?
-No lo sé, pero a partir de ahora voy a descubrir qué cosas puedo aprender de los demás niños, porque me parece que es divertido que todos seamos diferentes.


Seguro que mis alumnos entienden completamente lo que quiero decir con esta historia.

viernes, 11 de octubre de 2013

¡Bienvenidos!

Bienvenidos al blog de los porqués y los cómos. Mi nombre es María y soy licenciada en Filología Inglesa; y trabajo como profesora en la enseñanza concertada en Madrid. He creado este blog para, como su propio nombre indica, conocer los motivos por los que cada año que pasa tenemos en nuestras aulas más alumnos con TDAH, qué produce este rastorno y cómo podemos dar una respuesta educativa apropiada para estos alumnos. Todo esto espero descubrirlo (o al menos aclarar las ideas principales) a través de este curso del INTEF: Respuesta educativa para el alumnado con TDAH. Espero aprender cosas muy interesantes sobre el tema en cuestión. ¡Estaremos en contacto!